Decía Noel Clarasso que las grandes ideas, son aquellas de las que lo único que nos sorprende, es que no se nos haya ocurrido antes. Y es evidente que esto es así, sobre todo si tenemos en cuenta que si no fueran grandes ideas los otros no las adoptarían. Así, últimamente, y con una proliferación pasmosa debido a las posibilidades que ofrece, todo el mundo siente la necesidad imperiosa de crear un blog y a solas se pregunta cómo no se le había ocurrido antes. Pero, ¿por qué esta necesidad?

Muchas pueden ser las razones que impulsen a una persona a colarse en este enmarañado mundo de post, spam, HTLM, feed, Blogroll y un sinfín de términos nada cotidianos con los que los no inciados deben enfrentarse en su nueva andadura. Muchas, efectivamente, y como en cualquier otro ámbito de nuestra vida, unas serán mejores y otras peores, unas serán positivas y otras no tanto...

En mi caso concreto, sé que la razón básica que me animó a crearlo no fue otra que la necesidad de comunicación que todo ser humano tiene y que nos diferencia esencialmente de otras especies del reino animal. Esa razón, y no otra, es la que me impulsa día a día a rellenar este espacio infinito, a compartirlo con aquellos que se acercan y a abrir sus puertas a los que, recelosos del viejo lápiz y el folio en blanco de las escuelas, pierden aquí el miedo a la escritura porque ya se lo han perdido al teclado gracias al messenger y al móvil.

Soy consciente de que este recién nacido espacio de comunicación que estamos construyendo está aún en pañales y que, como cualquier bebé que empieza a andar, tendrá que soportar muchos tropezones y caídas, noches en vela y dolores de encías. Pero también sé que me gusta motivar, educar, buscar contenidos originales, y, sobre todo, crear. No me conformo con engendrar un "blog de mercadillo", como las copias de los Manolos Blahnik o Chanel que encontramos en estos lugares tan proletarios -y de las que erróneamente presume la gente que no tiene nada de qué presumir-. Mejor o peor, este blog también es de mercadillo (uno no debe olvidar sus orígenes), pero la gran diferencia es que no trata de imitar ningún otro modelo, sino que busca en sí mismo su propia filosofía y trata de que sus colaboradores también la encuentren en su interior. Porque la copia no crea, sólo es una imitación de baja calidad.