En el tema que acabamos de terminar de Educación para la ciudadanía, hemos visto que, por desgracia, no siempre la convivencia resulta fácil en los centros escolares, lo mismo que ocurre de manera más general en nuestra sociedad. Pero, ¿nos hemos preguntado alguna vez por qué determinados alumnos disfrutan haciendo daño a los demás? Seguramente esta pregunta no tiene una respuesta fácil; serían múltiples los factores que deberíamos tomar en consideración para contestarla, aunque quizás el siguiente vídeo no ande muy desacertado en la teoría que presenta. Al menos yo creo que mientras nosostros no tomemos conciencia de que el acosador tiene algún tipo de problema, no podremos ayudar a solucionar una situación en la que los muchos implicados no encuentran ninguna satisfacción.

A pesar de lo visto, el problema no tiene fácil solución. Prueba de ello, es la situación de violencia que se está viviendo en países como Estados Unidos, donde en varias ocasiones se han producido matanzas por parte de jóvenes perturbados. Aunque la situación en España no llega a tales extremos, no por ello deja de representar un grave problema que todos debemos ayudar a resolver.
Para empezar a hacerlo, nunca viene mal escuchar la opinión de los expertos; seguramente gracias a su experiencia todos aprenderemos cómo debemos enfrentar situaciones de este tipo. Mª José Díaz Aguado, Catedrática de Psicología de la Educación en la Universidad Complutense de Madrid, analiza las causas de la violencia escolar y, sobre todo, las medidas que podemos poner en práctica para solucionar el problema. La conclusión más importante a la que llega es que la Escuela entera debe condenar la violencia y luchar contra la exclusión, no sólo de la víctima, sino también contra la del victimario.

Como hemos visto, y como Mª José Díaz Aguado nos dice, la cuestión es asunto de TODOS. Los profesores, la familia y los propios compañeros tienen que participar y ayudar para que esta realidad quede fuera de nuestras aulas y colegios.
Mas, como no me gusta terminar pensando que esto es imposible, echo mano de una vieja amiga que, con su punto de humor infantil pero muy profundo, nos abrirá una puerta de esperanza