Nunca parece que la hora de las despedidas llegará, pero irremediablemente esta se nos presenta antes incluso de lo que hubieramos imaginado y así hoy, como todos los años, nuestra última promoción de alumnos abandonará definitivamente los pasillos y las aulas que los han visto crecer durante años.
Llegado el momento muchos serán los que notarán esta noche en su paladar un leve regusto a melancolía; los que percibirán cuando reciban las becas que una etapa de sus vidas se ha cerrado y que no hay marcha atrás; los que sentirán un leve estremecimiento al saber que definitivamente los compañeros con los que han compartido tantas penas y alegrías ya no se sentarán junto a ellos en las mismas aulas. Porque, aunque el viaje de cada una de sus vidas no ha hecho nada más que empezar, hay uno que ya ha concluido y del que todos deseamos que conserven un hermoso recuerdo: el de la infancia.
Esperemos que esas amistades que han compartido en la edad de la inocencia no las pierdan nunca y que, de alguna manera, siempre permanezcan unidos. Y que los que los hemos acompañado en este dulce viaje hayamos conseguido un espacio pequeñito en sus corazones como ellos lo tienen en el nuestro.

Un beso y hasta siempre