El Congo es uno de los lugares donde más decadencia, sufrimiento y violaciones sufre la mujer, por no decir el que más. Sobre todo propiciado por la guerra que asoló al país y que todavía se mantiene en menor medida, pero lo suficiente como para seguir provocando esta situación sobre la mujer.
1.- CONSECUENCIAS DE LA GUERA DEL CONGO EN LA SITUACIÓN DE LA MUJER.
La peor parte de la guerra del Congo se la han llevado las mujeres, ya que han muerto sobre cuatro millones de ellas. Según Médicos Sin Fronteras, un 70% de las mujeres violadas que esta ONG atiende en todo el mundo, son del Congo.
Al este de este país, todo el mundo prácticamente, tiene que correr a sus casas antes de caer la noche. Las mujeres salen de sus casas en medio del silencio de la noche, para ir a la selva. Hacen esto porque con total seguridad, si se quedan en sus casas, tienen una alta probabilidad de ser violadas. Dicha zona es el lugar con más violaciones sexuales del país y del planeta en general.
A continuación, vamos a enseñaros un testimonio de una chica de 29 años, llamada Kavira Tassy que refleja la crudeza de la guerra del Congo en la mujer. Tiene todo el cuerpo magullado y necesita un collar ortopédico para sostener su cuello: “La guerra se acercaba y escapé porque tenía miedo. Al volver, mi parcela estaba ocupada por un hombre que no conocía y no me dejó entrar, ni a mí ni a mi marido. Protestamos, y entonces este hombre avisó a cuatro soldados. Entonces fue todo muy rápido: los soldados me detuvieron, me encerraron en una habitación, me violaron y me dieron una paliza tremenda. Aún necesito ayuda para andar".

Tras este suceso que nos cuenta Tassy, logró huir de Lubero, su región, y encontró cobijo en Goma. Gesom, que es un hospital financiado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Población, la ha admitido en su programa de víctimas que han sufrido la violencia sexual.

2.- LA MUJER EN EL BAJO CONGO.
El Bajo Congo tiene un régimen de matriarcado. Esta forma cultural, rebaja la situación de la mujer contradictoriamente. Cuando un hombre se casa, dice “yo ya he pagado mi factura”, como si una mujer fuera un mero objeto.
En esta zona, la mujer es, francamente, una esclava. Aparte de ser esposa y madre, se debe encargar del cultivo agrícola, animales domésticos, transportar agua, pequeñas compras y ventas, tareas artesanales, y encima de todo, no puede disponer del capital que ella produce. También es la responsable de la escolarización, salud, alimentación y supervivencia de la familia.

Un dato de la desigualdad de este lugar del Congo es que por cada 100 mujeres que trabajan en la agricultura, sólo hay 5 hombres. El cultivo más rentable y económico es propiedad del hombre; la mujer es la encargada de los cultivos de uso doméstico, pero el propietario de la tierra siempre es un hombre. La mujer no tiene apenas acceso a trabajos más dignos, por ejemplo, hay maestras de enseñanza de primaria, pero prácticamente ninguna de secundaria.
A pesar de esta situación de gran desigualdad entre el hombre y la mujer, hoy en día hay algunos hombres (una minoría) que comparten con sus mujeres algún tipo de trabajo. Pero aún así, a veces lo hacen a escondidas para que otros hombres no se rían de ellos; así, por ejemplo, antes de acercarse al pueblo, el hombre vuelve a dejar su carga a la mujer para evitar esta situación.

Evidentemente, esas condiciones inhumanas que sufre la mujer en esta parte del Congo, pero en general, todo el país, ha hecho que esta tenga una esperanza de vida reducida y un aumento de las enfermedades (sida, gastritis, hemorroides…). El número de partos múltiples, precoces o no deseados, ha crecido hasta un punto en el que se llega a abortar en condiciones infrahumanas. En esta situación de mortalidad, también influye el hecho de que hay mujeres embarazadas a los 13 años y casadas casi siempre sobre esa edad.

En esta región del Congo, la mujer es violada cuando al marido le apetece. Pero no sólo sufre por parte del hombre, sino también hay violencia entre las propias mujeres, con frases como “Yo estoy en casa de mi hijo y puedo hacer en ella lo que se me antoje”, siempre y cuando el marido haya muerto.
Las costumbres y tabúes que reinan en la cultura de esta zona del Congo, hacen que las mujeres estén muy mal alimentadas, siendo el hombre, cómo no, el que mejor alimentado está.
El porcentaje de mujeres analfabetas en el Bajo Congo, es de un 32 % frente a un 13 % de hombres. Hay muchos hombres que se niegan a acudir a las clases por el mero hecho de no estudiar con mujeres, y por eso, hay algunos que reclaman clases solo para ellos, sin mujeres.
En la mayoría de las casas, la mujer no puede ver la televisión o usar el teléfono, porque están a cargo del hombre o hijos varones. Por esta razón, la mujer está muy poco informada de su situación en ese lugar y, por tanto, están aisladas del mundo.

3.- LA JORNADA DE UNA MUJER EN KISANTU.
Pero, ¿cuál es el día a día de estas mujeres?

5 a 6 h: Despertarse. Ir por agua a la fuente.
6 a 7 h: Preparar el té. Limpiar las inmediaciones de la casa. Ocuparse del bebé y de los niños que van a la escuela.
8 a 9 h: Preparar la comida de mediodía para el padre y los niños.
9 a 11h: Caminar, dos horas, hasta la parcela de cultivo.
11 a 14h: Trabajo agrícola.
14 a 18h: Regreso al pueblo, pasando por el río para recoger la mandioca puesta a remojar, cortar leña.
18 a 20h: Preparar la cena. Cuidados a los niños. Traer agua de la fuente. Moler la mandioca.
20 a 20:30h: Cena.
22 h: Acostarse.